El incremento del desorden provocado por motocicletas en las principales vías del Gran Santo Domingo continúa generando preocupación entre ciudadanos y especialistas en movilidad. La conducta temeraria de miles de motoristas que circulan entre vehículos, se adelantan en los semáforos, usan las aceras como carril y no respetan señales ha convertido el tránsito en un desafío diario para conductores y peatones.
Distintos sectores coinciden en que el problema no solo radica en la imprudencia individual, sino en la ausencia de controles efectivos y de una cultura vial que fomente el respeto mutuo. En horas pico, es común ver motocicletas atravesando intersecciones en rojo, ocupando los primeros lugares en la fila de vehículos y exponiéndose a maniobras de alto riesgo.
Organizaciones civiles resaltan que, aunque muchos motoristas violan las normas de tránsito, una parte significativa depende de su motocicleta como medio principal de trabajo, lo que agrava el impacto de las retenciones y multas cuando se realizan operativos.
Expertos en seguridad vial señalan que la falta de educación adecuada, la débil aplicación de la Ley 63-17 y la ausencia de una estrategia integral de ordenamiento han permitido que el fenómeno se agrave con el paso del tiempo.
Plantean que la solución requiere una combinación de reformas, controles efectivos, campañas formativas y un esquema de sanciones que se aplique de forma igualitaria, tanto a motociclistas como a conductores de vehículos privados.
“Las calles deben ser espacios donde prevalezca el respeto y la seguridad para todos. Ni las motos están por encima de la ley ni el desorden puede seguir normalizándose”, expresaron representantes de instituciones dedicadas a la movilidad urbana.
La discusión se mantiene abierta mientras las autoridades evalúan nuevas medidas para mejorar la convivencia vial y reducir la alta siniestralidad asociada al uso de motocicletas en el país.

